Concepto estoico: Adiáfora

Actos o cosas que son moralmente indiferentes, no contribuyen ni a la virtud ni al vicio.

En el artículo de hoy vamos a explicar qué es Adiáfora, su significado, las ventajas y desventajas de incluir el significado de este concepto estoico en el día a día, otros conceptos que están relacionados directa o indirectamente con Adiáfora y finalmente el origen de este concepto, cómo nace este término.

templo estoico

¿Qué significa Adiáfora?

Para los estoicos, el concepto de Adiáfora se refiere a aquellas cosas que son externas a nosotros y que no dependen de nuestra voluntad, por lo tanto, no tienen la capacidad de afectar nuestra virtud o felicidad. Estas cosas pueden ser tanto positivas como negativas, como la salud, la riqueza, el éxito, la fama, la opinión de los demás, entre otras.

Los estoicos creían que preocuparse por estas cosas externas solo generaba sufrimiento y ansiedad innecesarios, ya que no podemos controlarlas. En cambio, proponían enfocarse en aquellas cosas que sí están bajo nuestro control, como nuestras acciones, pensamientos y valores. Al hacerlo, podíamos cultivar la virtud y la sabiduría, que son los verdaderos pilares de la felicidad según los estoicos.

Un ejemplo de cómo los estoicos aplicaban el concepto de Adiáfora en su día a día era enfrentando situaciones adversas con serenidad y aceptación. Por ejemplo, si perdían sus bienes materiales o eran criticados injustamente, en lugar de dejarse llevar por la ira o la tristeza, recordaban que esas cosas eran externas a ellos y que lo importante era mantener su integridad moral y actuar de acuerdo con la virtud.

En resumen, para los estoicos, el concepto de Adiáfora era una herramienta fundamental para cultivar la tranquilidad interior, la fortaleza emocional y la sabiduría, al enfocarse en lo que realmente está en nuestras manos y dejar de preocuparnos por aquello que escapa a nuestro control.

Origen de Adiáfora

La palabra Adiáfora proviene del griego antiguo "ἀδιάφορα" (adiáphora), que significa "cosas indiferentes" o "cosas que no importan". Esta palabra fue utilizada por primera vez por los estoicos para referirse a aquellas cosas que no tienen importancia moral, es decir, que no son ni buenas ni malas en sí mismas.

En el contexto teológico, el término Adiáfora fue utilizado por Martín Lutero durante la Reforma Protestante en el siglo XVI para referirse a aquellas prácticas religiosas o doctrinas que no son esenciales para la salvación, y por lo tanto, son indiferentes. Lutero sostenía que solo la fe en Cristo era necesaria para la salvación, y que otras prácticas como el ayuno o el celibato no tenían un valor intrínseco para la vida cristiana.

Con el tiempo, el término Adiáfora se ha utilizado en diferentes contextos para referirse a aquellas cosas que son consideradas neutrales, es decir, que no tienen un valor moral absoluto y cuya importancia puede variar dependiendo del contexto en el que se utilicen.

Estoicos que aplicaban este concepto

1. Séneca: El filósofo estoico Séneca es conocido por su práctica de la adiáfora, especialmente en su enfoque de aceptar las circunstancias adversas con ecuanimidad. En sus escritos, Séneca enfatiza la importancia de mantener la calma y la serenidad frente a los eventos externos, considerándolos como indiferentes en comparación con la virtud y la sabiduría.

2. Epicteto: Otro destacado filósofo estoico, Epicteto, también promovió la idea de la adiáfora en su enseñanza. Epicteto enseñaba a sus discípulos a distinguir entre lo que está en su control (sus pensamientos, actitudes y acciones) y lo que está fuera de su control (eventos externos, circunstancias adversas). Al practicar la adiáfora, Epicteto enseñaba a sus seguidores a aceptar con serenidad lo que no podían cambiar y a enfocarse en cultivar la virtud y la sabiduría en su vida diaria.

3. Marco Aurelio: El emperador romano Marco Aurelio, conocido por sus escritos filosóficos en "Meditaciones", también practicaba la adiáfora como parte de su enfoque estoico de la vida. En sus reflexiones, Marco Aurelio reflexiona sobre la naturaleza transitoria de los eventos externos y la importancia de mantener la calma y la ecuanimidad frente a las circunstancias cambiantes. Para Marco Aurelio, la adiáfora era una herramienta fundamental para cultivar la virtud y la sabiduría en medio de las dificultades y desafíos de la vida.

Ventajas de este concepto

¿Cuáles son las ventajas de aplicar Adiáfora en nuestro día a día?


  1. Neutro: Adiáfora se refiere a aquello que es indiferente o que carece de importancia, sin tener un valor positivo o negativo.

  2. Imparcial: Se utiliza para describir una situación o actitud que no toma partido por ninguna de las partes involucradas.

  3. Equilibrado: Hace referencia a algo que se mantiene en un punto intermedio, sin inclinarse hacia un extremo.

  4. Objetivo: Se refiere a una perspectiva o juicio que se basa en hechos y evidencias, sin influencias subjetivas.

  5. Neutralidad: Implica la falta de inclinación o favoritismo hacia alguna posición, manteniendo una postura imparcial.

  6. Indiferente: Se utiliza para describir algo que no despierta interés, emoción o preocupación, que resulta insignificante.

  7. Desinteresado: Hace referencia a una actitud que carece de interés personal o motivación particular en un asunto.

  8. Impasible: Se refiere a la falta de emoción o afecto ante ciertas situaciones, manteniendo la serenidad.

  9. Imparcialidad: Se refiere a la actitud de no favorecer a ninguna de las partes involucradas en una situación, manteniendo la equidad.

  10. Desapego: Implica la falta de apego emocional o personal hacia algo, manteniendo la distancia y la objetividad.

Desventajas de este concepto

¿Cuáles son las desventajas de aplicar Adiáfora en nuestro día a día?


  1. Confusión de significado: La palabra "adiáfora" puede llevar a confusión debido a su similitud con otras palabras como "adiós" o "adiabático".

  2. Poco uso: Es un término poco común en el lenguaje cotidiano, por lo que su uso puede resultar confuso o poco comprensible para algunas personas.

  3. Palabra técnica: Al ser un término utilizado principalmente en contextos filosóficos o teológicos, puede resultar difícil de entender para quienes no estén familiarizados con dichos campos.

  4. Origen griego: Su origen en el griego puede dificultar su comprensión para aquellos que no están familiarizados con ese idioma.

  5. Polisemia: La palabra "adiáfora" puede tener diferentes significados según el contexto en el que se utilice, lo que puede llevar a confusiones o malentendidos.

Practica Adiáfora con estos pasos sencillos:

A continuación te ofrecemos unos pasos muy sencillos para que en tu día a día puedas empezar a practicar el concepto de Adiáfora. Te recomendamos prestar atención a las ventajas y desventajas del uso de esta práctica. Desde Estoicopedia ofrecemos información sobre el Estoicismo, pero no nos hacemos responsables de un uso inadecuado de su potencial. Por eso nuestra labor divulgativa termina con unos consejos para que seas más feliz, aplicando si cabe los conceptos que nos brinda esta filosofía.


  1. Investigar y comprender el concepto de Adiáfora.

  2. Reflexionar sobre cómo se aplican los principios de Adiáfora en diferentes situaciones.

  3. Identificar ejemplos concretos de Adiáfora en la vida cotidiana.

  4. Practicar la neutralidad y la aceptación de la diversidad de opiniones y creencias.

  5. Discutir y compartir experiencias sobre la aplicación de la Adiáfora con otras personas.

Preguntas frecuentes de los usuarios

¿Qué son las adiáforas en el estoicismo?

En el estoicismo, las adiáforas son cosas que se consideran indiferentes o neutrales en cuanto a su valor moral. Según los estoicos, las adiáforas son aquellas cosas externas a nosotros que no afectan nuestra virtud o sabiduría. Esto incluye aspectos como la salud, la riqueza, la fama, el éxito o el fracaso, ya que consideran que no son buenos ni malos en sí mismos, sino que dependen de cómo los percibimos y cómo los utilizamos.

Los estoicos creían que la única cosa que realmente importa es la virtud, es decir, la sabiduría, la justicia, el coraje y la moderación. Todo lo demás, incluidas las adiáforas, son consideradas como cosas externas que no deben afectar nuestra tranquilidad interior. Por lo tanto, los estoicos abogaban por cultivar la indiferencia hacia las adiáforas y mantenerse imperturbables ante las circunstancias externas, ya que creían que nuestra felicidad y bienestar dependen únicamente de nuestra virtud y sabiduría, no de las cosas materiales o externas.

En resumen, las adiáforas en el estoicismo son aquellas cosas que se consideran neutrales en cuanto a su valor moral, ya que no afectan nuestra virtud o sabiduría. Los estoicos enfatizaban la importancia de cultivar la indiferencia hacia estas cosas externas y centrarse en el desarrollo de la virtud como único camino hacia la verdadera felicidad y tranquilidad interior.

¿Cuál es la importancia de las adiáforas en la filosofía estoica?

En la filosofía estoica, las adiáforas son aquellas cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, es decir, son indiferentes desde el punto de vista moral. Los estoicos consideraban que el único bien verdadero era la virtud, y que el único mal real era el vicio. Todo lo demás, como la salud, la riqueza, la fama, la belleza, e incluso la vida y la muerte, eran consideradas adiáforas, es decir, cosas que no afectan directamente la virtud de una persona.

La importancia de las adiáforas en la filosofía estoica radica en su papel como herramienta para alcanzar la sabiduría y la tranquilidad interior. Al reconocer que muchas cosas en la vida son indiferentes desde el punto de vista moral, los estoicos abogaban por centrar la atención y el esfuerzo en aquello que sí está bajo nuestro control: nuestras acciones y nuestra actitud frente a las circunstancias externas.

Al practicar la indiferencia hacia las adiáforas, los estoicos buscaban liberarse de las pasiones y deseos desordenados que pueden perturbar la paz interior y la virtud. Al aceptar que estas cosas son externas a nuestra verdadera naturaleza, se fomentaba la serenidad, la autodisciplina y la fortaleza ante las adversidades.

En resumen, las adiáforas en la filosofía estoica sirven como recordatorio de la importancia de enfocarse en aquello que realmente importa: cultivar la virtud y vivir de acuerdo con la razón y la naturaleza.

¿Cómo se relacionan las adiáforas con la virtud estoica?

Las adiáforas son aquellas cosas que, según la filosofía estoica, no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que su valor moral depende de cómo son utilizadas por una persona. Los estoicos consideraban que las adiáforas eran externas a la virtud y que no debían ser motivo de preocupación o apego, ya que lo único que realmente importa es la virtud y el desarrollo de un carácter moral fuerte y equilibrado.

La relación entre las adiáforas y la virtud estoica radica en la idea de que, aunque las circunstancias externas pueden ser favorables o desfavorables, no tienen el poder de afectar la virtud de una persona si esta se mantiene firme en sus principios éticos. En otras palabras, las adiáforas son pruebas para poner a prueba la fortaleza moral de un individuo y su capacidad para mantener la serenidad y la sabiduría en cualquier situación.

Los estoicos creían que la verdadera felicidad y el bienestar emocional radicaban en vivir de acuerdo con la virtud, independientemente de las circunstancias externas. Por lo tanto, al cultivar la indiferencia hacia las adiáforas y enfocarse en el desarrollo de la virtud, se podía alcanzar la tranquilidad interior y la paz mental, incluso en medio de la adversidad y el sufrimiento.

¿Cuál es la actitud recomendada hacia las adiáforas según los estoicos?

Según los estoicos, las adiáforas son aquellas cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, como por ejemplo la salud, la riqueza, la fama o la belleza. La recomendación de los estoicos es adoptar una actitud de indiferencia hacia estas cosas, es decir, no aferrarse a ellas ni dejarse afectar por su presencia o ausencia.

Para los estoicos, lo verdaderamente importante es la virtud, es decir, actuar de acuerdo con la razón y la sabiduría en todas las circunstancias. Por lo tanto, no se debe buscar la felicidad en las adiáforas, ya que son externas y efímeras, sino en el desarrollo de la virtud y la sabiduría.

En lugar de preocuparse por obtener o evitar las adiáforas, los estoicos recomiendan cultivar la serenidad, la aceptación y la ecuanimidad frente a las circunstancias externas. Esto no significa que se deba renunciar a buscar la salud, la riqueza o la fama, sino que se debe hacer de manera equilibrada y sin aferrarse a ellas como fuentes de felicidad o sufrimiento.

En resumen, la actitud recomendada hacia las adiáforas según los estoicos es la indiferencia, entendida como la capacidad de mantener la calma y la paz interior frente a las circunstancias externas, sin dejarse llevar por las pasiones o los deseos desmedidos.

¿Qué papel juegan las adiáforas en la vida ética según los estoicos?

Las adiáforas son acciones o situaciones que, según los estoicos, no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que dependen del contexto y de cómo son utilizadas por la persona. En la vida ética según los estoicos, estas adiáforas juegan un papel importante ya que son consideradas como neutrales en términos de valor moral.

Los estoicos creían que lo único que realmente importa en la vida es la virtud, es decir, actuar de acuerdo con la razón y la naturaleza. Las adiáforas, al no ser ni buenas ni malas por sí mismas, permiten a la persona practicar la virtud en cualquier situación, independientemente de las circunstancias externas.

Para los estoicos, enfrentarse a las adiáforas de manera virtuosa significa mantener la serenidad y la sabiduría ante cualquier situación, ya sea favorable o desfavorable. Esto implica aceptar aquello que no se puede cambiar y actuar con rectitud y equilibrio en todo momento.

En resumen, las adiáforas en la vida ética según los estoicos sirven como oportunidades para practicar la virtud y demostrar la fortaleza interior de la persona, independientemente de las circunstancias externas.

¿Cómo se pueden aplicar las enseñanzas sobre adiáforas en la vida cotidiana?

El concepto de adiáforas, proveniente del estoicismo, se refiere a aquellas cosas que son consideradas indiferentes, es decir, que no afectan directamente nuestra virtud o felicidad. En la vida cotidiana, aplicar las enseñanzas sobre adiáforas implica aprender a discernir entre lo que realmente es importante y lo que no lo es, para así poder enfocar nuestra energía en aquello que sí podemos controlar.

Una forma de aplicar este concepto es a través de la práctica de la aceptación y la resignación ante aquellas situaciones que escapan a nuestro control. Al entender que ciertas circunstancias son adiáforas, podemos aprender a no preocuparnos en exceso por ellas y enfocar nuestra atención en aquello que sí podemos cambiar.

Además, las enseñanzas sobre adiáforas nos invitan a reflexionar sobre nuestras prioridades y valores, ayudándonos a no darle importancia desmedida a aspectos materiales o superficiales. Al reconocer que muchas cosas en la vida son indiferentes, podemos cultivar una actitud más equilibrada y centrada en lo verdaderamente significativo.

En resumen, aplicar las enseñanzas sobre adiáforas en la vida cotidiana implica desarrollar la capacidad de discernimiento, aceptación y priorización, lo cual puede contribuir a una mayor serenidad, equilibrio emocional y bienestar general.

¿Cuál es la diferencia entre adiáforas preferidas y no preferidas en el estoicismo?

En el estoicismo, las adiáforas son cosas que se consideran indiferentes, es decir, que no afectan directamente la virtud moral de una persona. Sin embargo, dentro de las adiáforas existen dos categorías: las adiáforas preferidas y las adiáforas no preferidas.

Las adiáforas preferidas son aquellas cosas que, si bien no son esenciales para la virtud, se consideran deseables y beneficiosas para una vida plena y feliz. Esto incluye aspectos como la salud, la riqueza, la educación, las amistades y el éxito social. Aunque no son imprescindibles, se valoran positivamente y se busca obtenerlas siempre y cuando no comprometan la virtud moral.

Por otro lado, las adiáforas no preferidas son aquellas cosas que, si bien no son contrarias a la virtud, se consideran no deseables y pueden ser motivo de sufrimiento o incomodidad. Ejemplos de adiáforas no preferidas son la enfermedad, la pobreza, el fracaso, la crítica y la soledad. Aunque no se busca activamente conseguirlas, se aceptan como parte inevitable de la vida y se afrontan con serenidad y resignación.

En resumen, la diferencia entre adiáforas preferidas y no preferidas radica en la valoración que se les otorga dentro del estoicismo: mientras unas se consideran beneficiosas y deseables, las otras se perciben como adversas pero igualmente aceptadas como parte del curso natural de la vida.

¿Cómo influyen las adiáforas en la búsqueda de la tranquilidad interior?

Las adiáforas son aquellas cosas, situaciones o eventos que no tienen un peso significativo en nuestra vida, es decir, son irrelevantes o neutras en cuanto a su impacto emocional. En la búsqueda de la tranquilidad interior, el manejo adecuado de las adiáforas puede ser fundamental. Al identificar aquellas cosas que no tienen un impacto real en nuestra felicidad o bienestar, podemos aprender a no darles importancia excesiva y, por lo tanto, evitar que afecten nuestro equilibrio emocional.

Al reconocer las adiáforas y aceptarlas como parte de la vida cotidiana, podemos liberarnos de preocupaciones innecesarias y centrar nuestra energía en aspectos que realmente influyen en nuestra paz interior. Esto nos permite cultivar una actitud más relajada y flexible ante las circunstancias que no podemos controlar, lo que a su vez contribuye a reducir el estrés y la ansiedad.

Además, al entender que no todas las situaciones merecen nuestra atención y respuesta inmediata, podemos aprender a priorizar nuestras emociones y enfocarnos en lo que realmente nos aporta bienestar. En definitiva, el manejo adecuado de las adiáforas nos ayuda a mantener la calma, la serenidad y la claridad mental en medio de las adversidades y desafíos diarios, promoviendo así una mayor tranquilidad interior.

¿Qué enseñanzas estoicas sobre las adiáforas pueden ayudar a enfrentar la adversidad?

Los estoicos consideraban que las adiáforas, es decir, aquellas cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, eran elementos clave para enfrentar la adversidad. Esta enseñanza se basa en la idea de que no podemos controlar todas las circunstancias externas que se presentan en nuestra vida, pero sí podemos controlar nuestra actitud y respuesta ante ellas.

Al reconocer que hay aspectos de la vida que escapan a nuestro control, los estoicos nos invitan a no aferrarnos a ellos ni dejarnos afectar demasiado por ellos. En lugar de preocuparnos por cosas que no podemos cambiar, debemos enfocar nuestra energía en aquello que sí está en nuestras manos, como nuestra ética, valores y actitudes.

Además, al aceptar que las adiáforas forman parte de la naturaleza misma de la existencia, los estoicos nos enseñan a ser más resilientes y flexibles ante la adversidad. En lugar de resistirnos o lamentarnos por situaciones difíciles, podemos aprender a adaptarnos y encontrar la manera de crecer y aprender de ellas.

En resumen, las enseñanzas estoicas sobre las adiáforas nos invitan a cultivar la serenidad, la aceptación y la sabiduría en medio de la adversidad, recordándonos que lo verdaderamente importante es cómo elegimos responder a las circunstancias que se nos presentan en la vida.

¿Cómo se relacionan las adiáforas con la idea de aceptar lo que no se puede controlar en la vida?

Las adiáforas son conceptos filosóficos que se relacionan con la idea de aceptar lo que no se puede controlar en la vida a través de la noción de cosas indiferentes. En la filosofía estoica, las adiáforas son aquellas cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que dependen de cómo se utilicen o se perciban. Esto implica que, ante situaciones que escapan a nuestro control, como el clima, la opinión de los demás o incluso la muerte, se debe aprender a aceptarlas como parte inevitable de la existencia.

Aceptar las adiáforas implica reconocer que no todo en la vida puede ser controlado o cambiado, y que la resistencia ante estas circunstancias solo genera sufrimiento innecesario. En lugar de luchar contra lo inevitable, se propone cultivar la virtud de la indiferencia hacia aquello que no se puede cambiar, centrándose en aquello que sí está bajo nuestro control: nuestras acciones, pensamientos y emociones.

Al integrar el concepto de adiáforas en nuestra vida cotidiana, podemos aprender a ser más flexibles, resilientes y equilibrados emocionalmente. Al aceptar lo que no podemos controlar, podemos liberarnos de la ansiedad, la frustración y el estrés, y enfocarnos en vivir de manera más plena y consciente, en armonía con el fluir de la vida.